Y todo esto nos interesa porque "nada de lo humano nos es indiferente" -por supuesto- pero también porque esta misión de la Agencia Espacial Europea está llena de referencias clásicas, de guiños a la civilización que "inauguró" Europa, a la Grecia Clásica.
La sonda toma su nombre de la piedra Rosetta, la inscripción que permitió descifrar los jeroglícos porque presentaba el mismo texto en demótico, jeroglífico y griego clásico. También Philae tiene un papel en esta historia. En esta isla del Nilo se encontró un obelisco en el que junto a los jeroglíficos también había un texto griego, evidentemente una lengua de prestigio en la época.
Pero es que el cohete que lanzó esta misión era el Ariane, en clara alusión a la ingeniosa Ariadna que con su ovillo de hilo hizo posible que Teseo saliera del laberinto de Dédalo.
No sólo son referencias históricas o mitológicas, sino léxicas, porque un cometa para los griegos era una estrella "melenuda" (κόμη) y un planeta un "vagabundo" (πλανήτης).
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