Seguro que en las últimas horas a más de uno le ha venido a la memoria, ahora que las decisiones del gobierno griego traen a Europa de cabeza, Solón y su constitución del 594 a.C. Este político ateniense, con fama de sabio y renombre de poeta, resolvió un conflicto social que atenazaba a Atenas: miles de ciudadanos libres habían perdido esa condición y eran esclavos de los prestamistas a quienes no habían pagado las deudas contraídas con ellos. ¿No se sentirán así los griegos modernos?Los atenienses habían elegido a Solón para que aplicara soluciones como ésta: abolir la esclavitud por deudas, liberar a los ciudadanos de su servidumbre. Pero cuando esta medida fue aplicada, no todos sus conciudadanos lo aplaudieron. Los que ganaban dinero prestando a otros, casi todos pertenecientes a la misma clase noble que Solón, perdieron siervos para sus tierras y negocios.
Son fáciles los paralelismos, pero el carácter autárquico de la ciudad-estado griega nada tiene que ver con la comunidad de intereses que es Europa.
¡Buena suerte, atenienses de hoy!
No ha cambiado mucho...
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