El primer día, pithoigia, se abrían las
tinajas del vino de la cosecha de otoño y
con ellas los sacerdotes hacían libaciones al dios y plegarias.
El segundo
día, de los choes, cada participante en la fiesta recibía un vaso lleno de
vino y se iniciaba una competición para ver quién se lo bebía primero y ganaba el premio. Se creía que en ese día, que era "nefasto", de mala suerte, los muertos daban vueltas alrededor de los vivos.
El último día de las Antesterias, de los chitroi, se ofrecían a Dioniso jaras de barro con legumbres cocidas.
(De J.GARCÍA LÓPEZ La religión griega)
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