Y es que no nos hemos perdido ni una edición desde la primera, hace ya diecinueve años. Volvieron a sonar nuestras voces en el auditorio oír el nombre del centro y aunque sólo asistimos a una representación y no nos quedamos la jornada entera como hemos hecho tantas veces -en esto también se nota los tiempos que corren-, volvimos tan tostados y satisfechos como siempre. Vamos, un clásico.
Los comentarios de regreso a casa nos hacen pensar que Electra ha producido su dosis de catarsis, pese al sol, pese a la poca costumbre de escuchar en silencio, de asistir al teatro, de seguir las preocupaciones hondas de Sófocles a través de los parlamentos de sus personajes.
El grupo Selene no nos defraudó y volvimos a aprovechar la oportunidad que para nuestros alumnos no se presentará demasiadas veces: encontrarnos con "lo clásico", que es lo nuestro, que le habla a una generación tras otra.
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